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La crisis dispara el carácter emprendedor también en EE UU
"El trabajo es cada vez menos algo que se nos da. Ahora hay que crearlo" asegura el emprendedor estadounidense Tony Bacigalupo antes de añadir, "y además, ¿quién quiere trabajar para otro de 8 a 5?" Habla ante un grupo de emprendedores que asisten a un cóctel en Nueva York al que también asisten sus presas, los llamados angel investors, gente que pone dinero para promocionar nuevas ideas. Sobre todo, pero no sólo, proyectos tecnológicos.
En Estados Unidos la crisis llegó a destruir medio millón de puestos de trabajo mensuales en lo peor de la crisis. Ahora, aunque el desempleo técnicamente está por debajo del 8%, el real, el que incluye a los que han dejado de buscar desesperanzados o a los que tienen trabajillos temporales y mal pagados alcanza el 15%. Ante este panorama, ¿qué hacer? Nadie invierte y muy pocos crean empresas en lo peor de una crisis económica. Por eso 2008 y 2009, el invierno de la crisis en el país, fueron años de sequía creativa. Pero desde 2010 la cosa ha empezado a cambiar radicalmente. El año pasado se crearon en el país 29 millones de nuevas empresas, un 60% más que el año anterior, según un estudio del Babson College. Es el nivel más alto de emprendimiento desde 2005, cuando se vivía un auténtico boom. Y el principal motivo es precisamente que escasean los puestos de trabajo, que las grandes empresas despiden más que contratan, y que, por tanto, la mejor opción, y en muchos casos la única, es crear tu propia aventura.
"No hay nada más invencible que un hombre con una misión", escucho en la misma conferencia. Pero el mercado del emprendimiento está saturado. Algunos hablan de que siete de cada diez start ups van a fracasar con el tiempo. Y encima es un territorio donde los contactos y la red de influencias es una barrera a menudo infranqueable. La primera pregunta que se hace el angel investor Gordon Crovitz, ex editor del Wall Street Journal y creador de Press+, es "¿quién me recomienda a este emprendedor?". Todos reconocen que, sin referencias, es muy difícil, o casi imposible, que pongan dinero en un proyecto. La idea, además, es sólo una pequeña parte de lo importante: es el carácter del emprendedor lo que más les importa.
El hecho de que el número de empresas que nacen aumente es también una muestra de dos factores que confluyen: la economía y las expectativas de futuro mejoran, pero lo hacen a un ritmo menor que la creación de empleos. Este es el territorio más fértil para el lanzamiento de nuevos proyectos, porque se juntan la esperanza de viabilidad en un futuro, y la necesidad imperiosa de trabajar. En el mismo informe se explica que el 40% de los empresarios creen que van a crear más de cinco puestos de trabajo en los próximos cinco años.
Otra de las tendencias que cambian en Estados Unidos es el porcentaje de inicio de negocios por inmigrantes: casi uno de cada cinco lo ha lanzado un inmigrante, arriba un 6% con respecto a 20 años atrás, según el Instituto de Política Fiscal.
Por supuesto, en todo este auge de las ganas por hacer nuevos negocios hay un claro componente social. "Ser emprendedor es lo más sexy en estos momentos que decir en un cóctel", dice Jeffrey Silverman, de Doubleclick. La clave no es ni preparar un buen plan de negocio, ni enviárselo a cuanta más gente mejor. La clave es querer llevar esa idea a cabo con tantas ganas que estés dispuesto a sufrir los días malos, terribles, que son tan abundantes como los días felices. Y que "sea algo totalmente novedoso" para la industria.